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Una historia propia
A pesar de su reducido tamaño, Tambo posee una dilatada historia con evidencias de actividad humana desde la prehistoria. Destacan los yacimientos de Area da Illa de la Edad de Bronce y un castro de la Edad del Hierro, coincidiendo con el punto de mayor altura del islote.
Sin embargo, el momento de mayor interés se corresponde con la Edad Media. En el siglo VII san Fructuoso fundó un pequeño monasterio en Tambo que posteriormente pasó a ser priorato dependiente de los benedictinos de San Xoán de Poio, al ser donada a este monasterio por la reina Doña Urraca en 1116 estando en esa situación hasta el año de 1835, año de la desamortización.
En 1589 el pirata Drake entró en la ría de Pontevedra y destruyó el cenobio siendo arrojada al agua la imagen de su patrona Santa María de Graza. Según la tradición fue después recogida por los pescadores de Combarro y trasladada al lugar de Renda, donde construyeron un santuario en el que todavía se venera.
Existen datos de varias capillas construidas a lo largo de su historia. En el siglo XVIII sobre los restos del antiguo monasterio se edificó la actual ermita de San Miguel, de gran devoción entre los marineros. En el siglo siguiente, el auge del puerto de Marín y en especial del transporte transatlántico hizo que en Tambo se edificase un Lazareto, que estuvo en uso entre 1866 y 1879, para las cuarentenas de tripulantes y pasajeros que pudiesen portar enfermedades contagiosas. Poco tiempo después, gran parte de isla fue adquirida por el político compostelano Montero Ríos y permaneció bajo la propiedad de sus herederos hasta 1940 cuando la cedieron al Estado.
Un rico patrimonio
En la actualidad en Tambo se pueden ver interesantes elementos de su pasado como las ruinas del lazareto o la Iglesia de San Miguel, con su fuente. También existen diversas edificaciones abandonadas de la época en que Tambo fue base militar como los barracones, la casa del oficial o el antiguo polvorín y varios embarcaderos.
Sin embargo, la isla por su privilegiada posición en la Ría es también un interesante enclave natural especialmente para la observación de aves marinas como los cormoranes, garzas reales, martín pescador, alcas comunes, ánades reales o gaviotas.