Entre ríos y molinos
La actividad de los hombres y mujeres de Poio ha estado vinculada desde la prehistoria a los trabajos del mar y de la tierra. En relación con las labores agrícolas, desde su introducción a finales del siglo XVII fue fundamental el cultivo del maíz pues cambió de manera radical el paisaje rural de Galicia y en especial el de las Rías Baixas.
Uno de los elementos más característicos de esta Galicia del maíz son los molinos hidráulicos que pueblan las orillas de nuestros ríos y arroyos. Se trata de pequeñas obras de ingeniería dotadas de muelas de granito movidas por la fuerza del agua que convertían el grano en harina.
En Poio hay nueve pequeños cursos fluviales a lo largo de los cuales se disponen decenas de molinos que eran propiedades familiares o comunitarias. Algunos de los ejemplos más destacados han sido restaurados y se pueden visitar a través de dos itinerarios: la ruta de los molinos de Samieira (5,5 kilómetros) y la Ruta da Freixa (1,8 kilómetros).
Inicio
Plaza de Alfredo Romay Besada (San Xoán de Poio).
Distancia
5,5 Kilómetros (ida y vuelta).
Dificultad
Baja.
Este itinerario recorre un total de 23 molinos a lo largo del curso del río Freiría, también llamado Rego dos Muíños o Rego dos Frades. Según la tradición este nombre se debe a que en el nacimiento del río, en el lugar de O Busto, un noble convertido a fraile edificó un monasterio del que no quedan restos.
La senda parte de la Praza de Alfredo Romay, desde el denominado Muíño de Cubo de Abaixo y transcurre río arriba siempre pegado a la orilla atravesando bosques de ribera con fresnos, abedules, avellanos, sauces y robles. Todo el recorrido está acondicionado para el paseo por un camino de tierra con numerosas pasarelas de madera para evitar desniveles y vadear la corriente. Existen además zonas acondicionadas para el descanso con mesas y bancos.
Inicio
Área Deportiva de A Seca (San Xoán de Poio).
Distancia
1,8 Kilómetros (ida y vuelta).
Dificultad
Baja.
El itinerario comienza y finaliza en la desembocadura del regato da Cancela, coincidiendo con el Área deportiva de A Seca y el Parque da Memoria, diseñado por el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. El recorrido transcurre río arriba y, en un tramo de menos de un kilómetro, se pasa por nueve molinos de los cuales siete se encuentran restaurados. El conocido como Muíño de Arriba ha sido además íntegramente rehabilitado con toda la maquinaria para su funcionamiento. Además de los molinos son de enorme interés los pasos (“pontellas”) para cruzar el río, los tramos empedrados del camino, o los canales que conducían agua a los “rodicios”, como el del Muíño da Bufa de 40 metros de longitud.
El camino se desarrolla por una zona de alto valor ecológico, entre alisos, sauces, abedules y robles. Una buena oportunidad para observar fauna variada, desde aves como lavanderas reales, reptiles como el lagarto verdinegro o anfibios como salamandras y ranas ibéricas.